A lomos de una ballena azul


Hoy he visto este vídeo en la red, en la web de naukas.com,  que me ha impactado y he decidido colgarlo en el blog.




Autores del clip:

  • Imagen: National Geographic Crittercam, Greg Marshall, Jeremy Goldbogen
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  • Fotos: Ari Friedlaender, Martin Dee, Shutterstock, NOAA, Fisheries and Oceans Canada, Moira Galbraith
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  • Dibujos: Carl Buell
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  • Música: Chris Breemer/Debussy.




Fuente: ballenapedia.com

















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Charla en Barcelona

El próximo día 15 de diciembre, sábado, daré una charla sobre mi libro "De Montserrat a los mares del sur" donde explico las aventuras, experiencias y sensaciones de una vuelta al mundo realizada con mi compañero Víctor y mi perro "Nus" en un velero de 10 metros que construimos y preparamos con nuestras manos y medios. 

Coordenadas de la charla

 











Lugar de la charla: librería Espai Mar
Plaza de la Revolución, nº 3, Vila de Gràcia, Barcelona
Hora: 18:30 horas.


Cómo llegar a la librería

Ver mapa más grande

Más información sobre el libro en mi página web http://www.planetagua.info/libro.htm








Reseña aparecida en el suplemento
"El Viajero" del diario "El País" sobre el libro.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¡Os esperamos!






Viajando en un velero

Entrada a un país por mar



CIS Código Internacional de Señales


Tras cruzar el océano y llegar, por ejemplo, a una isla del Mar Caribe, tras muchos días de agua y cielo, lo que más se desea es fondear el barco en una bahía protegida, de aguas claras y darse un buen baño para celebrar el acontecimiento. Pero antes hay que izar, a estribor, la bandera de cortesía del país que visitamos, denominada también, de paso inocente. También la bandera amarilla (Q) que significa: solicito libre plática. En principio esta última ha de permanecer izada hasta que las autoridades suban a bordo para comprobar que el barco cumple las normativas sanitarias y legales. Una vez satisfechos los trámites, se puede arriar la amarilla y dejar la de cortesía. Es cierto que muchos navegantes no siguen este protocolo, cada uno navega como quiere, pero es un buen precedente seguir estas normas hacia el país que vamos a visitar.

Pero sucede que en ciertos países las autoridades no acuden a bordo y el capitán habrá de bajar a tierra para realizar los trámites en capitanía, policía, sanidad, etc. Previamente hay que informarse de los requerimientos del país visitado a través de guías náuticas o por otros navegantes. Lo más usual es hacer la entrada oficial en las oficinas de las autoridades.
Para poder los trámites hay que llevar, entre otros, un documento muy importante llamado "clearance" que nos habrá sido entregado en el anterior país que hayamos visitado y que será imprescindible presentar cuando lo pidan. También será necesario llevar los pasaportes, una lista de todos los tripulantes o "Crew List", la libreta de amarilla de vacunación y algo de dinero o una tarjeta de crédito, porque normalmente hay pagar unas tasas de entrada que pueden variar sensiblemente de un lugar a otro, incluso dentro del mismo territorio, de un mismo país. Una vez cumplimentados todos estos pasos que pueden ser lentos o rápidos, habremos "entrado" y ya podemos desplazarnos libremente.

Contra nuestra idea preconcebida, los países desarrollados, por norma general, suelen requerir poca documentación y escasos trámites. En cambio, en países en vías de desarrollo, la burocracia y el control es la norma y hay que realizar largos, pesados y complicados trámites, rellenar diversas hojas, formularios y pagar bastantes dólares por esto y por lo otro. Hemos de tener mucha paciencia y buen talante con las autoridades.


Pintando la bandera de Grenada

 

En cada país, una bandera de cortesía.

Si estamos realizando una ruta visitando las Pequeñas Antillas, en el Mar Caribe, dónde alguna isla constituye por si sola un país, necesitaremos un buen puñado para las diversas escalas que realicemos.
Hay tener las banderas a bordo previamente a la llegada,  algo que no es fácil si estamos en una cala un poco aislada o si provenimos del océano, y tener presente que su adquisición va a costar un pequeño capital a la caja de a bordo.

Para minimizar este gasto, corté y cosí unas banderas en tela blanca con un ollao y un pequeño trozo de cabo. Luego las fui pintando con los colores de cada país, con pintura para tela. El resultado final es un poco tosco pero suficiente para cumplir el protocolo, un pequeño gesto que agrada a las gentes del país que estamos visitando.